Casi por casualidad fue parte del impulso de las primeras pruebas de operación a distancia

A causa de la pandemia, Gabriel le tocó desde su casa realizar labores de operación, adelantándose así, en parte, al proyecto del edificó GIO en Antofagasta.

Gabriel Argandoña es ingeniero civil industrial de profesión. Ingresó en 2007 a la industria minera y a Centinela llegó en 2010.

¿Cuál es su cargo en la faena?

Soy jefe de turno planta conminución, es decir, del área de producción de la planta Concentradora.

¿Desde siempre pensó en trabajar en minería?

En realidad, mi familia proviene de la minería. Desde que estudiaba en la enseñanza media que me proyectaba seguir en lo mismo. Mis hermanos, papá y abuelo todos ligados al rubro. No había forma que yo fuera por otro lado.

¿Cómo le ha ido hasta ahora en materia de experiencia ganada?

Super bien, por lo menos he podido estar en distintos rubros dentro de la minería. Trabajé en BHP en el área de la hidrometalurgia, también en el área de la pirometalurgia. Luego ingresé a minera Esperanza, que después pasaría a llamarse minera Centinela en 2014. He estado en distintas áreas como por ejemplo Flotación, luego en la de Proyectos y actualmente en la Concentradora en conminución. Dentro de Centinela he tenido muchas oportunidades de desarrollo. En general he visto frutos después de todos estos años de crecimiento profesional.

¿Qué hito destaca en su trabajo?

Con el estallido social me tocó realizar las primeras pruebas de operación a distancia desde mi casa. Para ello me habilitaron una oficina con la sala de control desde la cual hicimos las pruebas pertinentes de larga distancia. Posterior a eso llegó la pandemia y seguí trabajando de ese modo, ya que por indicación médica no podía subir a la faena debido a que soy asmático. En definitiva, realizaba turnos de operación de 12 horas desde mi casa; y como esto fue un éxito me eligieron para trabajar para el equipo de proyecto en la implementación del edificio GIO de Antofagasta.

Trabajé en el desarrollo y la implementación de dicho objetivo, por lo tanto, el tema del cambio de las tecnologías y todo lo referente a la minería del futuro lo fui viviendo paso a paso. En ese sentido, la pandemia aceleró el proceso que ya se veía venir, sirvió mucho para el proyecto GIO.

¿Cómo impactó la tecnología en su experiencia?

Creo que fue una suerte vivir estos cambios tecnológicos porque cuando ingresé a la industria, años atrás, era otro tipo de minería. Al incorporarme a minera Esperanza se estaba trabajando con agua de mar, relaves pesados, es decir, ya había otra mentalidad. Hoy somos testigos de nuevas tecnologías como el hidrógeno verde y también somos parte del proceso de camiones autónomos.

¿Estos adelantos le significan estar siempre al día?

Por mi parte cuando comenzó la pandemia me puse a estudiar nuevamente y realicé dos diplomados; actualmente estoy haciendo un MBA. Todo esto me está ayudando a abrirme camino con los nuevos desarrollos.

¿Como se ve la minería para las nuevas generaciones?

Creo que la tienen que ver como un proceso mucho más avanzado, es decir, donde la agente ya no está tan expuesta, porque se cuida bastante el capital humano. La minería permite un tipo de desarrollo. Hay que destacar que esta industria no es solo ir a un cerro a extraer material, sino que, por ejemplo, para un contador, un administrativo o para un ingeniero comercial también les sirve para desarrollarse en este bonito mundo. Lo digo porque, además, la minería contribuye mucho a la economía de un país y a nivel mundial. Para un joven profesional ser parte de la minería es ser parte de un desarrollo global.

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