Thais Chávez Ávila (26, al centro de la imagen), ingeniera Reportabilidad y Mejoramiento.
Sin saber a qué se iba a enfrentar al momento de entrar a estudiar la carrera en minas, Thais derribó barreras y comenzó a escribir su historia ahora que es parte de Centinela.
La joven profesional es ingeniera civil en minas. Nació en Valparaíso. Trabaja hace poco más de seis meses en Centinela. Su cargo: ingeniera de Reportabilidad y Mejoramiento.
¿Cuánto tiempo lleva en la industria minera?
En faena es mi primera experiencia. Tengo 6 meses, anteriormente trabajé relacionado con la minería en consultoría en Santiago.
¿Cómo fue la experiencia de escoger la carrea al momento de entrar a la universidad?
Entré con poco conocimiento; no tenía idea a lo que me enfrentaría. Soy primera generación de estudios superiores de mi familia, de hecho, yo y mi prima somos las primeras tituladas. Mi prima, que es prácticamente como mi hermana, estudió enfermería y yo me fui por el camino de la ingeniería. Mi familia no me apoyaba mucho, debido a que se tenía la percepción de que la minería es una carrera masculina.
¿No estuvo exento de complejidades a la hora de afrontar la carrera?
Me enfrenté a un mundo desconocido, de hecho, en mi generación fuimos 88 alumnos y de ellos solo ocho mujeres, después de eso en el camino se bajaron más de la mitad. Con unas amigas seguimos dando la cara, y para nosotras se transformó en una experiencia muy emocionante y de mucho valor.
Apropósito de experiencia, ¿cómo ha sido en Centinela?
Aun adaptándome y conociendo. Ingresar a Centinela era una meta. Llegué al cargo a través del programa de Centinela, Jóvenes Profesionales. Para mí es una tremenda oportunidad. Recuerdo que postulé varias veces, era mi última oportunidad. Fue muy emocionante cuando llegó la carta de aceptación, y luego acceder al puesto en el que estoy ahora.
¿Ahora que es parte del mundo de la minería, cambió su mirada?
Cambió la perspectiva, porque de ser una meta poder entrar a este trabajo, ahora es un constante desafío tener que perfeccionar las habilidades y poner en práctica lo que ya conocemos. Además de poder absorber nueva información y adaptarla al entorno, comprender cómo funciona la industria y las muchas decisiones que se toman al día; es un mundo muy grande, se aprende algo nuevo todos los días.
Además de la parte profesional, ¿cuáles son los sentimientos en el plano personal?
Se siente un tremendo logro poder participar en esta industria y aportar con un grano de arena con las habilidades y conocimiento. Otra cosa, pese a ese miedo que tenía al ingresar a la carrera, hoy me siento apoyada y respetada con mis pares; ellos siempre están ahí para responder a mis dudas.
APOYO DE LA FAMILIA
¿Cómo tomaron sus padres la decisión de seguir con esta carrera y viajar de Valparaíso al norte del país?
Ha sido un tema, jajajá, porque soy hija única. Cuando les comenté que quería estudiar esta carrera me dijeron que tenía que ser en Valparaíso, ninguna posibilidad de moverme a Santiago, donde había más opciones. Luego para trabajar me mudé a Santiago, también fue tema, jajaá. Ahora están adaptados a mi realidad porque me ven feliz y están orgullosos de lo que he conseguido.
Estoy muy agradecida de mis padres Mirta y Patricio, que me han dado todo el apoyo,
¿Qué les dice a las chicas que vienen detrás de usted y ven en la minería una profesión?
Sirve mucho este ejemplo para las generaciones que vienen después, porque tengo muchas primas pequeñas que lo ven como una opción, de hecho, lo normalizan, no lo ven como carreras solo para hombres o solo para mujeres; tienen muchas más opciones para el futuro y sentirse capaces de hacer lo que ellas se propongan.
Aconsejo que siempre persistan con lo que sueñan; confiar en sus habilidades, que tengan en cuenta que son capaces. En minería ya no hay diferencias entre hombres y mujeres, queda un poco, pero está en nuestras manos cambiar la historia y lo podemos conseguir.