“Fomentar una cultura inclusiva que valore las diferencias”

María Ignacia Fuenzalida, generalista de Recursos Humanos.

María Ignacia Fuenzalida (37), es psicóloga laboral y mamá de tres hijos; cuenta con más de 10 años de experiencia asociada a la minería, siempre en el ámbito de gestión de personas. Actualmente lidera la estrategia de Diversidad e Inclusión en Centinela.

¿Qué la motiva y cómo es trabajar en temas como la inclusión y la diversidad?

Principalmente motivada porque mi hijo mayor de 12 años es autista, entonces, de alguna manera desde ahí nace mi motivación por aportar en mi espacio de trabajo y fomentar una cultura inclusiva que valore las diferencias, y principalmente que prime el respeto, creo que eso es básico.

¿Cuál es el objetivo del área que encabeza?

Lidero la estrategia de Diversidad e Inclusión: es una estrategia corporativa que emana desde el grupo minero y del compromiso que tiene la empresa con la diversidad y la inclusión. En Centinela hemos estado avanzando fuertemente en promover una transformación cultural que nos permita a todas las personas desarrollar el máximo potencial y sentirnos parte y comprometidos en el lugar de trabajo, sentirnos valorados.

Nuestra labor ha sido la de diversificar nuestros equipos de trabajo en términos del aumento de participación de mujeres en Centinela; enfocados también con la representación de personas con discapacidad, pero, principalmente, habilitar los espacios para que todas las personas se sientan parte de Centinela, y que en el fondo consideren a esta compañía como un gran lugar para crecer y desarrollarse.

¿Y cómo ha sido su experiencia en esta labor, cuánto se ha avanzado?

Es una transformación cultural, y creo que este tipo de cambios no ocurren de la noche a la mañana, son más bien lentos. No obstante, hemos ido avanzando en el aumento del porcentaje de mujeres: pasamos del 8 por ciento al 21 por ciento de dotación en los últimos años. Hoy la representación de personas con discapacidad es de un 1,4 por ciento.

Diría que el trabajo principal que hemos estado haciendo, sobre todo en estos últimos dos años, tiene que ver con seguir fomentando ese crecimiento, pero también en temas culturales, concientizarnos y de educar a los equipos para que sean seguros e inclusivos. Puede parecer como un eslogan, pero de verdad que hemos puesto mucho el foco para que prime el respeto, que todas las personas se sientan seguras e incluidas. Creo que ese ha sido el principal trabajo en el último tiempo, asociado a la existencia de inclusión.

¿Cómo ha impactado en su vida esta labor?

Creo que son desafíos que uno toma porque en algún minuto te cambia la vida, entonces uno dice, bueno, acá algo tengo que hacer y algún aporte tengo que dejar, no solo siendo mamá de Agustín, sino que también en el espacio donde yo trabajo. Teniendo la posibilidad de ligarme a estos temas, sin duda hace mucho más gratificante la labor, porque siento que también estoy generando espacios, no solo para mi hijo, sino que para personas con cualquier tipo de condición.

¿Hoy debe haber un grado de satisfacción pensar que hace 10 o 15 años estos temas no se hablaban en el espacio laboral?

¡Absolutamente! De todas maneras. Hemos ido migrando de una cultura súper homogénea donde mientras más parecidos pensábamos y sentíamos, cuanto mejor, a pasar a valorar la diversidad, al otro desde las diferencias que tenemos. Creo que ahí es donde está la clave, en ver cuánto valoramos la diferencia que tenemos con el otro y cómo hoy generamos aportes en equipo a la organización desde esas diferencias.

¿Así como se ha avanzado de a poco, cómo ve el futuro, no solamente en el espacio laboral, sino que también en la vida cotidiana?

Sin duda que es un trabajo desafiante, pero es un camino bien auspicioso. Creo que efectivamente la cultura se ha ido movilizando. Hoy estamos en un nivel de conciencia un poco más elevado y aprendiendo, educándonos; creo que estamos en esa etapa, de reconocer que sí, efectivamente hay personas con discapacidad en nuestra sociedad. El 20 por ciento de la población adulta en Chile sobre los 18 años tiene discapacidad, ése era un porcentaje de personas que nadie visualizaba y eran personas que también necesitaban la oportunidad para poder desarrollar sus competencias y talentos, entonces, creo que hay un futuro bien positivo en torno a la inclusión. Por supuesto que seguimos desafiados en habilitar los espacios; siempre se nos van a ir abriendo nuevas oportunidades, pero creo que seguimos desafiados con esa mirada de cambio y de transformaciones.

Es gratificante poder ver que ese porcentaje, del que usted hablaba, pueda llegar a la industria en general y desarrollarse profesionalmente.

Absolutamente, de hecho, como grupo minero el compromiso y la mirada de largo plazo es que, en lo posible, al 2025 podamos contar con el 30 por ciento de mujeres, y en Centinela particularmente estamos trabajando para poder habilitar esos espacios y cumplir con ese KPI. Pero fíjate que yo ni siquiera lo uno tanto como un KPI, sino que tiene que ver con cómo hoy —porque se ha cuestionado harto el tema de la cuota, no solo aquí en Centinela, sino que en general en la industria—, logramos finalmente que se entienda que es una medida de equidad. Si en la industria minera no se hubiese puesto esta medida de equidad, la transformación y llegar a la igualdad de género a los espacios de trabajo habría tardado cerca de 400 años. Esto es solamente una medida de equidad para que podamos tener equipos de personas en el ámbito laboral que sean igualitarios, sobre todo en la industria minera donde se han tenido que derribar muchos mitos.

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