Roberts Torres Arenas, jefe de turno y cargío de transporte, Grupo 4, Centinela:
El profesional con casi 30 años de experiencia, proviene de familia pirquinera y se siente orgulloso por el camino que ha recorrido y la positiva evolución que ha tenido la industria minera a través de los años.
Roberts es ingeniero en minas de la universidad de La Serena, y actualmente está estudiando ingeniería civil industrial en la universidad Andrés Bello. Tiene 4 hijos y está separado. Vive en San Esteban, localidad cercana a 8 kilómetros de Los Andes. Su cargo es jefe de turno y cargío de transporte, Grupo 4, de la Superintendencia de Carguío y Transporte de la Gerencia de Operaciones Mina.
¿Usted proviene de familia minera?
Trabajo desde los 14 años en minería y como ingeniero desde los 24 años. Acompañaba a mi abuelo a los pirquenes. Vengo de familia minera, por parte de papá y de mamá, y en especial por mi abuelo.
¿Sus hijos tienen pensado seguir la tradición?
Al parecer no porque el primero, Roberto, está estudiando medicina; el segundo está en segundo medio, de él tengo esperanza que estudie minería porque ha dado algunas luces por ahí; y la tercera hija no ha manifestado sus ganas, aunque dice que admira la minería. Por ahí tengo esperanzas, jajajá.
¿Cómo ha visto la evolución de la minería?
Como dije, trabajo desde los 14 años, primero con mi abuelo y puedo ratificar que el estándar, la forma de pensar la minería ha evolucionado. Tenemos un estándar muy bueno en minería. Hemos crecido y nos ha costado. También eliminamos algunos paradigmas que tenían que ver con la visión de mineros casi superhombres. Nos costó entender que tal vez no éramos superhombres, sí muchas veces tercos por tratar de ver las cosas a nuestra manera.
¿Un ejemplo?
Provengo de esos tiempos en que colocarse el equipo de protección personal o el protector respiratorio era difícil. Conmigo tuvieron que hacerlo con una instrucción contundente, sino lo que quedaba era despedir gente, y en la minería subterránea se despidió mucha gente por no alinearse a las normas de seguridad. Hoy es diferente. Todos estamos alineados con la seguridad. Actualmente es un acto de reflejo, ya nadie cuestiona el uso del equipo de protección personal.
Fuimos parte de ese proceso, de querer hacer las cosas bien. Pasamos de contar con equipos que eran sin cabina, a cabinas cerradas, después a cabinas cerradas y climatizadas, hoy el confort es parte del trabajo. La tecnología nos ha ayudado mucho.
¿Qué otros paradigmas se derribaron?
El ingreso de la mujer, por ejemplo, que en su momento cuando yo trabajaba con 14 años era impensado verla dentro de la minería. Hoy es muy natural y el aporte que hacen es clave; las miradas son distintas y estas suman.
Antes se hacían las cosas porque tenían que hacerse. Ahora no. Nos desafiamos todos los días de mejor forma y le sacamos más provecho a nuestros recursos. Es parte de la mejora continua y eso es natural y fluye.
Puedo decir que hemos mejorado para bien, en todo aspecto. Por ejemplo, antes no teníamos noción que botar el aceite al piso era malo, no lo sabíamos y no lo entendíamos. Hoy eso no ocurre.
Recuerdo que en la pequeña minería cuando trabajaba de muy joven, por ejemplo, si había que eliminar 5 o 6 árboles para hacer un camino daba lo mismo, hoy ya no, se corre o desvía el camino.
¿Qué les dice a las nuevas generaciones que quieren ingresar a la industria minera?
La minería es un ambiente precioso. Debemos sentirnos orgullos de que en Chile —y aquí me sale todo el nacionalismo y el amor por la minería—, si hay algo en que somos buenos es en minería. En el fútbol —que me encanta— aún no logramos tener una copa mundial; en rugby recién vamos a un campeonato mundial, pero en minería somos de la elite en el mundo.
Eso les digo a las nuevas generaciones que quieren ingresar a este rubro. Se unen a un grupo de profesionales y de personas. Estamos cada día siendo desafiados a hacer mejor las cosas, en todos los aspectos. Hacerlas bien y a la primera.
Finalmente, destaco a la compañía. Llevo un año y siete meses en Centinela, y puedo dar fe del trabajo en equipo y agradable que existe. El ambiente es súper cordial. Hay un muy buen equipo de trabajo. Este es el mejor ambiente minero que he tenido en mi experiencia.