Daniela Ortiz es una mujer decidida, trabajadora y con un claro propósito en la vida, el éxito dentro de Centinela donde desempeña el cargo de ingeniera de gestión. Su rutina del día a día se divide entre sus estudios, su familia y su trabajo.
Las mujeres cada día van tomando espacios que anteriormente se caracterizaban por ocupar los hombres, en una industria que avanza cada día en la inclusión y en el invaluable aporte que dejan tras de sí las trabajadoras como Daniela.
¿Cómo es su día a día?
Bueno, actualmente mi rutina se está modificando debido al término de mis estudios por lo que estoy comenzando a tener más tiempo.
Mi día comienza muy temprano durante toda la semana ya que mi hijo de 2 años se despierta tempranito, lo disfruto unos minutos y me preparo para comenzar el trabajo en la oficina de mi casa. Comienzo planificando el día y priorizando mis actividades y luego a mediodía reviso las actividades de la semana para no olvidar algo importante.
Dependiendo de la semana del mes, son las actividades que debo realizar y por supuesto hay cosas que se van sumando de manera eventual. Hay días más cargados en reuniones relacionadas a la planificación y otros con más llamadas de coordinación en todo lo que respecta al control de gestión a nivel interno.
Durante el día estoy acompañada de Tiare, la niña que cuida a mi hijo y quien me da la seguridad y tranquilidad para trabajar y concentrarme en mi trabajo. A media tarde preparo a mi hijo para dormir y luego continuo mis actividades laborales.
Al finalizar la jornada laboral tomo la lectura, me gustan los libros de liderazgo, inteligencia emocional y del universo, me genera un espacio de silencio y de introspección antes de ir a descansar.
¿Cómo llegó a ser ingeniera de Gestión de Centinela?
Es una pregunta que se mantiene activa en mi mente constantemente, todos los días agradezco a Dios las oportunidades que se me han presentado en la vida y el trabajar en Centinela es una de ellas.
Tomé la decisión de realizar un MBA hace casi dos años, un plan que tenía en mente hace ya más tiempo, poco antes de comenzar las clases, pero ya matriculada, me quedé sin trabajo. Si bien es una situación imprevista, soy una persona muy optimista y convencida de que las cosas pasan por algo, sentí mucha paz y tranquilidad de que las cosas se solucionarían y aproveché ese tiempo para estar con mi hijo y enfocarme en el inicio del programa.
Al cabo de 6 meses, producto de esa decisión y del riesgo tomado, se me generó la oportunidad de trabajar en Centinela. Hoy estoy muy feliz y eternamente agradecida a la vida y al universo por darme esta oportunidad.
Desde hace unos años llevo una frase en mi mente de manera permanente: Debemos seguir nuestro corazón y las señales que nos da la vida, ya que, si nosotros no tomamos la decisión en el momento oportuno, la vida se encargará de hacerlo.
¿Cuál es la mayor meta de su vida?
En el corto plazo, aprender dos idiomas (inglés, luego italiano) y a nivel más personal, dedicar tiempo para mí. En el mediano plazo, ser un referente en la industria y en el cargo, con grandes habilidades y experiencias que consiga inspirar y proyectar un profesional íntegro con estilo de liderazgo audaz.
A nivel personal, mi meta es aumentar mis momentos de felicidad y educar a un niño con grandes valores y agradecido de la vida.
¿Cómo definiría el camino para conseguir las metas en la vida?
Cambiar tu perspectiva sobre la adversidad, intentar controlar las emociones y pensamientos, algo que es bastante complejo pero que nos permite aprovechar la energía hacia un crecimiento positivo en nuestra vida.
Algo muy importante y que me ha servido mucho también, es visualizar y decretar lo que uno desea, el poder de la mente es impresionante, eso acompañado de la perseverancia y agradecimiento permanente son la clave para alcanzar tus metas, en mi opinión.
¿Esto es lo que soñó?
Absolutamente, visualicé y soñé con este trabajo, un lugar con altas oportunidades de desarrollo profesional, en sintonía con mis necesidades y valores, con un salario emocional alto; y cuando hablo de esto me refiero al hábito constante de reconocimiento, a la conciliación familiar y por supuesto el teletrabajo que también es parte del salario emocional ya que genera mejoras en la calidad de vida de las personas de manera significativa.
Finalmente, una empresa donde se fomente el valor de la comunidad con alta capacidad de adaptación e innovación, y Centinela tiene esto y mucho más.
¿Cómo se ve en unos años?
Crecer en la empresa, asumir mayores responsabilidades y con más habilidades que me permitan ejercer la actividad de liderazgo en el equipo, usar todo lo que he logrado en el pasado para aportar lo mejor de mí en el futuro.