Isabel Henríquez, especialista de Calidad, Equipos Autónomos, Centinela.
Hace poco más de tres años, Isabel realizaba solo funciones tradicionales en minería; de pronto pasó a encabezar el proyecto de autonomía de camiones y reconversión del personal de la empresa, junto con exponer este año en Gecamin sobre la exitosa experiencia.
La profesional es ingeniero civil industrial, y actualmente su cargo es ingeniero especialista. Cuenta con más de 13 años de experiencia en la industria. A Centinela llegó en enero de 2013.
Usted expuso en el seminario de Gecamin en agosto sobre la transformación que realizó la empresa en materia de autonomía y reconversión, ¿cómo fue la experiencia?
Expuse en el congreso internacional sobre “Minería Digital”, ahí hablé respecto de “Transferencia del conocimiento en autonomía para la implementación de equipos autónomos”, de Antofagasta Minerals. Respecto de este proyecto, fuimos los primeros en hacerlo y de manera exitosa.
¿Qué se consigue con la autonomía?
Nos trae en el fondo dos grandes cosas: primero la seguridad, porque se saca al operador del terreno y así no está expuesto, y segundo, se genera una reconversión del personal y su trabajo.
El mandato era que con la misma gente de la empresa debíamos ser capaces de poder implementar el proyecto. Por lo tanto, se sacaron a las mejores personas de la mina manual, todos los que tenían un buen desempeño en su trabajo, se les capacitó para trabajar en la mina autónoma.
¿Cómo resultó el concepto de la Minería 4.0, y la reconversión de la gente?
La gente está súper contenta: primero, ningún proyecto de tecnología va a funcionar sin la gente. Tú puedes tener la mejor tecnología, pero sino se involucra a las personas no es un proyecto exitoso. Todo esto funciona con las personas, hay que encantarlas y hacerlas parte del proyecto, capacitarlas para que tengan otras habilidades.
¿Por dónde se parte con un proyecto de autonomía?
La autonomía no es inteligencia artificial; para la autonomía hay que darle las condiciones al trabajador. La autonomía necesita ciertos diseños de la mina, es decir, planificación y desarrollo. La gente tiene que estar alineada y ser parte de esto para que el sistema funcione. En el fondo se habilita el crecimiento de las personas, se les dan las competencias. Por ejemplo, yo misma, hace dos años no tenía idea de esto.
¿Como profesional y como persona, cómo ha cambiado su mirada con esta labor?
En realidad, es súper gratificante y siento orgullo de poder ser parte de esto y de todo lo que se aprende. En el fondo, tengo nuevas habilidades que antes no manejaba. Ha sido muy enriquecedor contar con un desarrollo profesional importante.
¿Y el impacto de la tecnología que conlleva este proyecto, cómo lo tomó el personal que se tuvo que reconvertir?
Hay que entender que, por ejemplo, estos operadores que trajimos de la mina manual a la mina autónoma —que son los mejores evaluados— nos enseñan que no hay edad para aprender, porque trajimos personas mayores también; entonces, no existe una brecha desde ese punto de vista, porque si la gente quiere lo va a hacer. También hay que derribar mitos y desaprender y aprender nuevas cosas.
¿Qué les puede decir a esas personas que pueden pensar que no es posible?
Invitarlos porque esto es un mundo maravilloso. Hay que sacarse el mito de que la tecnología los va a dejar sin trabajo. Eso no existe porque se reconvierten. Por ejemplo, yo soy mi propio caso. Estoy muy agradecida de la empresa de poder participar de esto y por todo el aprendizaje que tengo, y no solo eso, uno lo ve en los trabajadores que pasaron de la mina manual a la autónoma y se han desarrollado perfecto.
Uno lleva la autonomía en su corazón; es un orgullo poder participar de este proyecto, que es el primer gran proyecto disruptivo de la compañía.
¿Cómo ve el futuro, no solamente para usted como profesional sino para la industria en general que camina hacia ese horizonte tecnológico?
La autonomía llegó para quedarse. Hoy hablamos de automatización y que debemos ser súper sustentables; también vienen proyectos de electrificación. Tenemos que subirnos a esta tendencia sin miedo, ese es el gran llamado. A mí también me pasó porque venía de proyectos convencionales, y cuando me dijeron de esta iniciativa, lo primero que pensé en que no conozco nada, pero, el cambio fue fácil, porque hay que destacar el equipo de trabajo que teníamos donde todos nos apoyamos.