Guillermo Olivares, Líder Minería, Alta Ley, conversa con Amagazine sobre las metas, objetivos y aspiraciones que como país se están trabajando para llegar a situarlo —en un futuro determinado— como un referente de producción, consumo y exportación de esta opción energética.
Es sabido que Chile cuenta con ventajas naturales inigualables para producir energía limpia, a través de la radiación solar, eólica, la producción de litio y también el hidrógeno verde. Todas opciones que están en sintonía con la carbononeutralidad, y que muchos países están empeñados en alcanzar.
Con todo, Guillermo Olivares, Líder Minería, de Alta Ley, es parte de la iniciativa que la entidad está llevando en torno al potencial y desarrollo del hidrógeno verde (H2V), a través de Roadmap Binacional (Chile-Perú).
Sabemos que tenemos condiciones para producir energía limpia, ¿cómo está el panorama en cuanto al H2V? En su opinión, ¿dónde debemos poner atención para avanzar en su desarrollo?
Una cosa es que las condiciones existan, porque tenemos ventajas comparativas por condiciones de radiación solar en el norte y vientos en el sur, tenemos esta oportunidad. Distintos es cómo nos hacemos cargo de un montón de condiciones habilitantes para que esa industria del hidrógeno verde —aprovechando la oportunidad que significa la descarbonización, que es transversal en el mundo y también en el caso chileno—, sepamos aprovecharla.
Poder generar una industria de H2V requiere desarrollar condiciones habilitantes que involucra el ámbito de regulación, incentivos, disponer de energía eléctrica al costo más bajo posible, lo menciono porque el mundo también está enfocado en el H2V, por lo tanto, tenemos competencias de países como Estados Unidos, que tiene la capacidad de incorporar paquetes de incentivos muy importantes; Brasil, que tiene costos de energía de unos 24 dólares, y Perú, que también tiene costos de energía muy interesantes; por lo tanto poder disponer de costos de energía lo más bajo posible, pensando en que la producción de hidrógeno es intensivo en energía es algo que tenemos que pensar en esa producción de costos.
Para incentivar los proyectos, ¿dónde hay que poner el foco?
Lo que significa hoy la industria del hidrógeno pasa por inversiones bien importantes, considerando que hoy las tecnologías no están completamente maduras, por ejemplo, cuando uno revisa los costos de los electrolizadores o la cadena de suministros del hidrógeno, requieren inversiones relevantes. El tema del financiamiento siempre es difícil en cualquier escenario, ya sea que exista una economía muy expansiva o muy restrictiva.
Este tema tiene que ver con la posibilidad de disponer un financiamiento que permita desarrollar estas inversiones; se habla mucho de la minería, pero también se tiene que incorporar en esta economía del hidrógeno a otros sectores.
Pero existe otro punto importante, que más bien puede ser una barrera, considerando que estamos compitiendo con otros países, y que tiene que ver con el tema de los permisos. Por ejemplo, en el ámbito de la minería, que tiene una coyuntura en las que entidades y servicios públicos están haciendo un trabajo, producto de las legislaciones y normativas que tenemos, pero los tiempos de aprobación implican, por ejemplo, si uno quisiera tener hoy funcionando una flota de camiones de extracción en Los Bronces, Anglo American estima que, producto de la permisología y de todas las ingenierías que hay que hacer, recién esto se podría tener en el año 2034, es decir, estamos hablando de un horizonte de 12 años. Entonces, creo que respondiendo la pregunta: tenemos condiciones naturales importantes que nos permiten tener esta ventaja comparativa, y al mediano y largo plazo, y que al igual que en la minería, nosotros tenemos que aspirar a que el H2V tenga ventajas competitivas, y en esa lógica también tenemos que tener condiciones habilitantes para el desarrollo de esta industria, y para poder llegar a producir —a partir de lo que dice la Estrategia Nacional de Hidrógeno—, con un costo nivelado del hidrógeno de 1,5 dólares el kilo, en 2030, hoy no se está consiguiendo. Las estimaciones hablan de 4 o 5 dólares en Chile, producto de todo lo que he dicho anteriormente, y también para poder exportarlo.
Otra cosa relevante es que para poder contar con una demanda y consolidar la industria es a partir de la existencia de encadenamientos productivos, por ejemplo, en el desarrollo de proveedores tecnológicos, y de poder exportar este hidrógeno.
Creo que vamos a tener una competencia muy importante de otras latitudes como Australia y los países que mencioné anteriormente, y también de la Comunidad Europea, qué duda cabe. Estamos en una carrera bien desafiante para poder llegar a aspirar a lo que nosotros mismo definimos como meta.
¿Qué se necesita para que seamos capaces de incorporar valor agregado e integrar tecnologías al entorno del H2V?
Muy interesante, porque hoy, a propósito de las competencias, producto de la madurez de la tecnología del hidrógeno y producto del costo, se necesita avances en términos de economías de escala que permitan reducir el costo de las tecnologías, y también considerar que el H2V está compitiendo con otras tecnologías para la descarbonización. Siempre digo que el hidrógeno no es la bala de plata para todo. La minería no necesariamente va a incorporar esta variable, y probablemente es una batalla que ya está definida. En las minas subterráneas lo que se está viendo es la electrificación de equipos más que utilizar celdas de combustible de hidrógeno y baterías. Hoy existen equipos, que si bien es cierto no tienen las horas de operación que en muchos casos las compañías mineras esperan, sí tienen la tecnología que está incorporándose, que tiene que ver con electrificar una batería y tener equipos eléctricos al interior de manera de aprovechar todos los beneficios que tiene en términos de bajar la exposición del personal a los gases, ¿por qué comento esto?, porque hoy en la minería y en otros sectores de la economía habrá una competencia con los equipos eléctricos, eventualmente con el diésel, la combustión dual, ya que los auto híbridos existen hace años, y también lo que significa usar el combustible sintético. Tenemos una competencia con otras zonas geográficas (en torno al H2V), pero también el hidrógeno compite con otras tecnologías.
La descarbonización se debe mirar con la lógica de cuál es la mejor tecnología que resuelve el requerimiento energético, y eso va a pasar en cualquier sector económico. Competimos con la combustión dual, con las baterías, con el diésel, que actualmente sigue siendo un retador muy potente.
¿Cuáles son las fórmulas para despejar el camino?
Miremos la experiencia de la minería: tenemos un conocimiento indiscutible de cómo enfrentar grandes proyectos mineros y también medianos y pequeños. Te diría que aparte de la recaudación fiscal, de los costos operacionales y de las compras que hace la industria minera, ¿qué es lo que hemos aprendido? Como país (dentro de la industria minera) logramos el desarrollo de proveedores de bienes, servicios e insumos. En el caso del hidrógeno lo que uno debería aspirar es a contar con una producción competitiva, producto de las ventajas comparativas, pero también desarrollar los encadenamientos productivos laterales, donde, a partir del conocimiento que va a generar la producción del hidrógeno, conocer la cadena productiva del mismo; se pueda desarrollar capital humano, empresas en lo posible de alta tecnología, por lo tanto, servicios intensivos en conocimiento. Desarrollar toda la cadena productiva del hidrógeno en donde estén también los técnicos, profesionales e ingenieros que se necesitan.
Dicho todo lo anterior, creo que tenemos todas las condiciones para producir el hidrógeno verde; asegurar la demanda interna y que podamos exportar y, principalmente, —y con esto soy majadero— pasar de una ventaja comparativa a una competitiva donde podamos desarrollar una industria muy importante asociada a proveedores, servicios y bienes, fruto del background y el conocimiento que debería implicar el desafío de la industria del hidrógeno.
ROADMAP BINACIONAL
Alta Ley inició un Roadmap Bionacional con Perú en materia de H2V. Ustedes ya han realizado varias reuniones, ¿cómo va eso?
Hay que partir diciendo que, en cuanto a Chile, los actores están alineados. Hoy los ministerios de Economía y Energía están súper claros que, más allá de que los gobiernos duren 4 años, el hidrógeno se ha transformado en una política de Estado, lo que es muy bueno. Un ejemplo de esto lo tenemos con el Metro de Santiago, que funciona a partir de directrices y estrategias de largo plazo. Regresando al hidrógeno, creo que va muy bien encaminado. Por lo tanto, lo primero que hemos hecho como Alta Ley —entendiendo que tenemos un foco en el ámbito tecnológico y también tenemos un radio de acción con el sector público-privado—, estamos desarrollando un primer borrador de proyecto para efecto de reforzar los pilotajes de tecnologías de descarbonización, donde el hidrógeno es muy importante y una de ellas es poder ayudar a madurar las tecnologías de descarbonización en el ámbito de la minería, pensando en los bancos de prueba o pilotaje. Es una iniciativa que la estamos conversando a distintos niveles.
¿Cuáles son esos niveles?
Estamos conversando con entidades como el BID, para efecto de ver posibles opciones de financiamiento; también tenemos una conversación permanente con CORFO, y obviamente con las compañías mineras que son globales y que también operan en Perú.
El proyecto busca ser binacional, entendiendo que no necesariamente vamos a hacer una sola prueba en Chile o una en Perú, creo que serán distintas pruebas en destinitos lugares geográficos en distintas condiciones con distintas tecnologías, no solo hidrógeno. Es un proyecto bien ambicioso que requiere de un esfuerzo importante de inversión y de coordinación, pero que a nosotros nos parece muy valioso en términos de generar competitividad y conocimiento.
¿Y en Perú, cómo está el panorama?
En segundo término, estamos también conversando con la contraparte peruana, SAMMI, que también ayudó a desarrollar este Roadmap. Te diría que la conversación más importante va en cómo poder incorporar el hidrógeno verde y el tema de la descarbonización en los proveedores de la minería.
En Perú, y con esto creo que los amigos de SAMMI estarán de acuerdo conmigo, hay un desconocimiento o una inercia, está un tanto más rezagado en comparación con lo que pasa en Chile. Nuestro país ya tiene este tema, la gente está hablando de H2V. En Perú es un poco más desconocido (…) Sin embargo, creo que Perú lo ha entendido, ya tiene algunas metas asociadas al hidrógeno pensando en producir a costos muy competitivos, pero creo que ahí el tema va a ir más lento. Dicho eso, me parece que esto no es de la noche a la mañana. Los procesos de maduración requieren varios años, por ejemplo, poder desarrollar hoy una flota de camiones de hidrógeno habla de plazos más allá de 2030, por lo tanto, a lo que hoy uno tiene que aspirar es pensar en todos los sectores de la economía, no solo la minería, es ver dónde el H2V tiene una apuesta mucho más importante y más cercana en términos de plazos.
¿Es decir, partir con los pilotajes e ir midiendo a corto plazo?
Se necesita tener, en la curva de aprendizaje, los temas de los pilotajes muy bien consolidados y tener espacios que tengan alto impacto, a lo mejor en 5 años más, pero quizás partir con algo más modesto y acotado, principalmente en el tema del conocimiento, la maduración y tener una suerte de inversión con un riesgo tecnológico acotado. Yo creo que va a ir de apoco, gradualmente en la medida de que haya progreso esto va ir desarrollándose y avanzando en la justa medida que todos queremos.
