Pamela Arancibia Uribe, supervisora de servicios transversales, Centinela.
Pamela está feliz con su profesión y también por ser esposa y madre, porque gracias a su pareja y a una red de apoyo ha podido crecer en todos los ámbitos, pero también es consciente de que algunas mujeres deben decidir entre su carrera o la familia.
¿En qué año llega a la minería?
Estoy desde el 2010. Egresé como ingeniero constructor en la universidad Católica del Norte, y actualmente estoy estudiando ingeniería industrial.
¿Y cuál es su cargo en Centinela?
Supervisora de servicios transversales. Tengo que liderar todos los servicios que se prestan en la compañía para dar continuidad operacional. Veo todos los equipos de apoyo, como por ejemplo andamios, limpieza industrial y químicos, equipos de izaje, por nombrar algunos. En definitiva, es todo el soporte a la operación.
¿Usted también viene de una familia con tradición minera?
Claro, por parte de mi mamá. En todo caso en mi familia hay gente del área metalúrgica o electrónica, en cambio yo me fui por el área de la construcción.
Como mujer, ¿qué desafíos ha tenido que afrontar con decisión?
Sí, ha sido bien desafiante porque empecé en la industria cuando no éramos tantas mujeres. Lo otro importante es que he tenido que compatibilizar maternidad y el trabajo por turno. Soy casada, mamá de dos varones: Tomás (11) y Santiago (6). En realidad, descanso acá en la mina, jajajá. Hablando en serio, entendiendo que no es la cantidad de tiempo que uno le entrega a los hijos sino más bien es la calidad.
Usted ha podido.
Yo al menos he podido compatibilizar ambos mundos. Lo que sí destaco es contar con una red de apoyo porque es muy importante para todas las que quieren trabajar en minería, y de este modo no dejar de lado una de las dos cosas.
También debo decir que con mi marido empezamos a pololear en la universidad y luego nos casamos. Él también trabaja en la industria minera, por lo tanto, como yo desempeño mi labor en turnos de 7×7, a él le toca una semana las labores de cuidado con los hijos. ¡Le toca de verdad vivir lo que significa la paternidad!
Claramente es más complejo para la mujer, en general.
Es un mundo difícil poder abrirse camino en esta profesión en muchos sentidos, hasta incluso no perder la femineidad porque antiguamente para que a una la tomaran en cuenta, prácticamente tenías que hablar con disparates, hoy ya no es así.
¿En ciertas áreas hay menos mujeres?
Yo al menos he tratado de potenciar que lleguen más a los servicios, sin embargo, aún tengo contratos donde hay pocas. Debemos seguir avanzando. Si bien el camino está algo más parejo aún no lo es un ciento por ciento, porque el día que yo hable con todas mis colegas y me encuentre con que ninguna postergó la maternidad o su profesión en minería, eso ya será un gran avance. Lo digo porque conozco casos de varias que se postergan como profesionales para cuidar a los hijos o no tienen el apoyo de la pareja, por lo tanto, han tenido que elegir: ¿la familia o el trabajo? Es un dilema que al menos yo no he tenido.
¿Por eso para usted es esencial la red de apoyo?
Y de la pareja. Cuando uno hace un sondeo de las colegas que trabajan en minería y tienen hijos, te encuentras con que son solteras o separadas.
A las mujeres se nos castiga mucho socialmente por salir de la casa. A veces los cuestionamientos vienen más del mundo femenino que del masculino. Somos nosotras mismas nuestro peor enemigo. Por eso mismo es importante apoyarse entre nosotras. A ratos es importante escuchar a la compañera, quizá no le resolverás el problema, pero con escuchar ya se hace algo.
