La peluquería canina con la que Carolina ayuda a la comunidad y le permite recargar pilas

En sus turnos de descanso, esta instructora de Mina Centinela, acicala y mejora el look de muchos perritos de la comunidad de Alcaparras donde vive, ubicada entre Coquimbo y Ovalle.

Carolina Muñoz lleva poco más de 17 años ligada a la minería, en la que por mucho tiempo fue Operadora Mina, y actualmente tiene el cargo de Instructora Mina. Luego de su trabajo, ella regresa a casa y realiza otra de sus pasiones, que es mantener una buena apariencia a sus propias mascotas, que suman 9, y la de sus vecinos.

¿Cómo comenzó esta pasión por la peluquería canina?

Partió hace mucho años, unos 25 diría, debido a que mi mamá tenía una perrita que se llamaba Chasca, era muy motuda. En ese tiempo no estaba el boom de la peluquería para mascotas que existe hoy. Entonces, empecé peinando a la Chasca desatándole nudos que se le formaban. Luego se me presentó la oportunidad de hacer un curso en Viña del Mar en una academia en la que la persona dueña criaba perros para exhibición; fue un curso intenso.

Recuerdo que dicho establecimiento tenía mucha exhibición y también hacían peluquería cosmética, en la que a veces también se les teñían ciertas partes del pelaje a los perros. A raíz de eso me desilusioné un poco ya que no era lo que buscaba, porque pensaba que humanizar al perro no es bueno ni para el animal ni para las personas.

¿Cómo descubrió que la buena presentación de los animales sería su pasatiempo?

Luego me puse en campaña para recoger perritos de la calle. Cuando la gente adopta no los quiere sucios, al contrario quieren que estén bien bonitos, entonces me di cuenta de eso y por ahí es que empecé a incursionar más en la peluquería. Rescataba perritos y los “amononaba” para después darlos en adopción. Me fue muy bien, porque animal que rescataba de la calle, aunque estuviera muy feo lo aseaba, así la gente los adoptaba y se encariñaban con ellos. Después ocurría que me pedían que les hiciera cortes de pelo a las mismas mascotas. Cabe señalar que nunca he lucrado con eso.

¿Dijo que tiene en su casa varios perritos?

Claro, con esto de recogerlos de la calle me quedé con varios, hoy son 9 porque tengo mucho espacio en mi casa no es un problema, y porque además me nace y cuando uno tiene los medios económicos se puede hacer todo este trabajo, porque no es menor tener mascotas ya que es un gasto grande, entre alimentos y veterinario.

Esta dedicación implica costos, tiempo pero entrega satisfacciones.

Claro que sí. Cuando tengo mi tiempo libre del trabajo los dedico, o más bien, me divido entre mi hija de 12 años, mi esposo y la peluquería canina. Lo bueno es que con la peluquería aporto a mi comunidad, ya que muchas familias tienen perros y les ayudo a mantener la limpieza de sus mascotas. Sé que tengo un costo asociado, por ejemplo con el champú, pero lo compro en grandes cantidades así que no me sale caro. Es algo que hago con pasión y me encanta, además, tengo mucha paciencia con los animales.

Cuando atiende a la comunidad, ¿las personas le piden hora?

La gente conoce mis tiempos, tanto así que conocen el calendario de turno de mi trabajo en la mina. Tienen claro que dejo uno o dos días para la peluquería canina, ya que también les dedico una mantención a mis propios perros. Lo que no hago es agendar horas, prefiero que sea espontáneo, que me ubiquen, por lo general en mi descanso siempre atiendo a uno o dos perros.

Además de gustarle la peluquería, ¿esto pareciera ser una buena forma de cargarse con nuevas energías?

Lo de la peluquería canina lo hago porque me gusta y me relaja; lo veo como un hobby que me ayuda mucho a mantener una buena energía y estar tranquila. El trabajo en minería es muy demandante, independiente del área. Uno debe tener formas para relajarse, un escape si se quiere. No es posible que solo nos sumerjamos en una acosa, además, no pretendo hacer un súper spa para perros ni masificarme, nunca he pensado algo así porque se perdería el objetivo de lo que hago. Sin embargo, es necesario que todas las personas tengan su espacio para disfrutar, no solo lo que uno tiene en el trabajo, que también nos entrega mucho. Lo importante es tener algo que a uno le dé satisfacción personal, en mi caso la peluquería canina lo hace.

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