Victoria Lillo, supervisora de Protección Industrial y Emergencia.
Asegurar la continuidad operacional de la minera es una de sus tareas relevantes que tiene Victoria, junto con representar a una generación de mujeres que aportan significativamente al crecimiento de la industria.
De profesión ingeniera comercial, Victoria Lillo cuenta con siete años en el rubro minero, espacio en el que ha puesto su experiencia profesional al desarrollo de Centinela.
¿En qué consiste la labor que realiza?
Mi parte es operativa y dice relación con la protección industrial y la seguridad, a través de control de accesos y salidas de la faena. Como decimos acá, nosotros nos preocupamos de la seguridad para que la continuidad operacional se dé. También nos ocupados de las emergencias, así que por ambos lados somos la primera línea.
¿Cómo ha sido la experiencia de trabajar en minería?
Ha sido un desafío muy grande, tanto profesional como personal, especialmente cuando se trata de la mujer en minería.
¿Por qué?
Porque uno viene con algunos prejuicios, que la verdad, estando acá en el trabajo no ha habido nada de eso. No podría decir nada malo, todo lo contario, he tenido un trato igualitario, un buen recibimiento por parte de compañeros y compañeras, por lo tanto, se me derribaron todos esos prejuicios con los que pude haber llegado.
Y sobre lo mismo, ¿cómo ve el aporte que ha hecho la mujer en la industria minera?
Se basa en la igualdad y con ello me refiero a las oportunidades, porque obviamente somos iguales en capacidades, sin embargo, antes existía una barrera grande para entrar. En cambio, hoy podemos hablar de igualdad y de un aporte en la diversidad. Además de eso, tenemos muchas mujeres liderando equipos de una forma sostenida en el tiempo, y eso también es una muestra. Nosotras siempre nos destacamos más por la responsabilidad y eso nos lleva a tener un liderazgo sostenible.
¿De qué manera esta labor le ha aportado para su crecimiento?
Desde el ámbito personal me permitió darme cuenta de una fuerza interior que desconocía que podía tener, me refiero, por ejemplo, a estar lejos de la familia y de los momentos importantes como festividades y cumpleaños debido a los turnos de trabajo que son de varios días. Esa fuerza uno no la conoce hasta que está trabajando acá. Pero finalmente se soportan todos los desafíos.
Con esto puedo decirles a las chicas que quieran escoger a la minería como profesión que pierdan el miedo, existe en un principio, pero una vez estando dentro de la industria se acaba. Y eso es porque uno viene con prejuicios. Hay que atreverse y comerse al mundo. Si aparecen los desafíos uno tiene que jugársela.
¿Qué papel juega la tecnología en el desarrollo profesional?
Acceder a esta industria abre las puertas a la tecnología. Por ejemplo, los equipos autónomos que tenemos en la faena. Esto abre nuevos horizontes al profesional en los roles técnicos y operativos el hecho de usar las salas tecnológicas, la utilización de dispositivos de aprendizaje, eso nos hace estar a la vanguardia.
¿El aporte de la minería al país es importante, en que planos debe seguir avanzando?
Por ejemplo, el desarrollo de la mujer ha ido progresando considerablemente, pero no significa que debamos detenernos, por el contrario, debemos seguir avanzando; en el ámbito del medioambiente creo que estamos un poco al “debe”, nos falta aún tener otro tipo de tecnologías que nos lleven a contar con estándar más adecuados en este punto, por ejemplo, con el polvo. Con respecto a la sustentabilidad, innovación y cultura creo que vamos bien, en paralelo a lo que avanza el mundo.