Manuel Aguilar, ingeniero Reparables Concentradora, Centinela.
Dentro de la vida minera hay tantas historias como personajes, por lo que son muchas las cosmovisiones que se unen dentro del rubro más importante de Chile.
Manuel llegó de un rubro totalmente distinto a la minería, pues durante casi 15 años formó parte de la Armada de Chile como infante de marina, un espacio donde aprendió la disciplina y el orden que marcaron desde su inicio en la industria minera su trabajo profesional.
¿Cómo fue ese salto de la Armada a la industria minera?
Vengo de la Armada de Chile donde estuve 14 años y medio hasta el año 2012. Ese último año entré a estudiar ingeniería de ejecución en control e implementación industrial, una carrera que me permitió postular a la que entonces se llamaba Minera Esperanza.
En esa compañía entré en octubre de 2012, postulé por internet, pero pasó algo gracioso. Cuando me llamaron yo no tenía muy claro los conceptos de los contratos, así que acepté sin entender lo que me estaban diciendo, pues dijeron que sería plazo fijo a tres meses, y pasé a indefinido sin darme cuenta.
¿Fue muy radical el cambio entre el rubro militar y el industrial?
Era infante de marina, algo totalmente distinto a la minería, pero el último año pasó algo que me permitió estudiar, estuve en la Academia Politécnica Naval, es decir, las escuelas de formación de personal, allí me fui metiendo en la parte educativa y con eso pude tener el tiempo para estudiar.
¿Cómo ha sido el paso por la compañía?
Llevo 11 años en la compañía, he pasado por varios cargos, actualmente soy ingeniero de Reparables en la Planta Concentradora desde octubre de 2023, pero antes estuve trabajando en la Gestión Integrada de Operaciones (GIO), también pasé por Santiago en la actualización de ERP, estuve en metalurgia, también en operación OXE, pasé a GIO y ahora volví al cerro.
¿Cuál ha sido el mayor desafío?
Han sido 11 años de aprender, de adecuarme, estuve mucho tiempo en lo que después se llamó SAP. Me he sentido muy a gusto en el rubro, pero a nivel personal el gran desafío ha sido ser padre, eso me costó mucho por los horarios y el ser un papá de fin de semana y querer compartir más con mi hijo.
¿Cómo se ve en unos años?
Siempre he materializado lo que me he propuesto; quiero seguir creciendo en la minería, también a nivel profesional y construir redes de colaboración dentro de mis espacios de trabajo. Siempre estaré agradecido con las personas que me reclutaron y que confiaron en una persona que venía de un mundo totalmente distinto.