La joven profesional llegó a Centinela hace solo 24 meses después de salir de la universidad. Se siente muy cómoda y contenta con todo lo que está aprendiendo en la faena.
Lorena es de Antofagasta y estudió en la Universidad Católica del Norte. Es parte de la segunda generación de mineros de dicha universidad.
¿Usted egresó hace poco?
Llevo 2 años trabajando en Centinela, soy casi recién titulada. Egresé en 2020. Estudié ingeniería civil en minas, y soy la primera minera en mi familia. Lo más cercano al ámbito es mi abuelo que trabajó en las salitreras.
¿Qué la motivó para seguir la carrera de minería?
Fui a ojos cerrados por minería, porque siempre quise estudiar algo que no estuviera tan ligado con estar en una oficina muy encerrada. Pero terminé igual en una oficina, jajajá, pero en la operación minera, aunque es más entretenido.
Mi intención siempre fue estar en terreno, y por eso pensé en minería o geología. Ambas carreras me llamaron la atención cuando estaba en la disyuntiva de qué estudiar.
¿Cómo ha sido la experiencia en Centinela?
¡Maravillosa! Comencé mi memoria en Centinela en perforación y tronaduras, que es una de las áreas que más me llamó la atención. Lo otro que destacó es el compañerismo de mis colegas en estos 2 años, ha sido fundamental para querer aún más esta carrera. Me he encontrado siempre con la buena voluntad (de los compañeros) para enseñarme y aprender el proceso, ya que una cosa es la teoría y otra es estar en terreno con los operadores, supervisores y con otra generación de profesionales.
¿Tenía una idea de la minería antes de ingresar, sobre todo en terreno?
No tenía noción. Estando en el lugar es un mundo nuevo. Pienso que la gente no se imagina lo que significa estar arriba de esos equipos enormes como los camiones, por ejemplo. Es difícil expresarlo.
¿Qué otra cosa destaca?
Lo que más me llama la atención —al menos en los 2 años que llevo—, es que se ha incorporado mucho personal femenino. Y la integración ha sido, como una más, sin distinción, no hay comparaciones. Cuando llegué al equipo era la única mujer de un universo de más o menos 20 personas, en tanto que ahora hay muchas más colegas y todo funciona muy normal.
Finalmente, ¿qué reflexión le deja esta etapa profesional?
Siempre se da el lugar para continuar incorporando conocimiento; lo ideal es estar en terreno. Aún tengo mucho que aprender en mi trabajo, sobre todo en la gestión y el área de los recursos y la parte analítica. Uno nunca deja de aprender, porque siempre existen nuevos desafíos para seguir mejorando.