Cristian Toutin, gerente general de Codelco Salvador.
Hasta hace unos años eran pocas las posibilidades que tenía esta división para seguir funcionando, dadas las altas tasas de accidentes y las enormes pérdidas económicas que generaba. Gracias a los nuevos proyectos y la convicción de la comunidad, los trabajadores y trabajadoras se abrió un nuevo comienzo.
Al menos 200 millones de dólares al año perdía hasta hace al menos una década la División Salvador de Codelco; presentaba graves problemas operativos y una gran tasa de accidentabilidad en los trabajadores, sin contar el bajo aporte que generaba a las arcas de Codelco.
Dentro del Seminario Desafíos de la Minería al 2030, producido por el Grupo Periodístico Industrial en el Hotel Antay de Copiapó, varias historias, exposiciones y debates generaron gran interés, entre todo esto, Cristian Toutin, gerente general de Codelco Salvador, logró cautivar a la audiencia con una historia de superación de una parte de la minería en Chile, que contra todo pronóstico resurgió gracias a la inclusión, el buen manejo y el camino de la sustentabilidad, control y orden en sus operaciones.
Entre el año 2013 y 2018, en la división se desarrollaron proyectos para relanzar las operaciones, estos proyectos tardaron 15 meses en aprobarse, y lograron extender la vida operativa por al menos 50 años más, en una división que aporta entre el 5% y el 7% de la producción a Codelco, algo no muy representativo, pero que, para la comunidad de Atacama, aporta al menos dos dígitos en el PIB de la región.
Para 2010, dada la crisis y los números rojos, se planteó el cierre formal, pero Toutin se negó a que esto se materializara, por lo que las tasas de accidentes fatales, traumáticos y las pérdidas se redujeron en los últimos años de una manera notable gracias al relanzamiento y proyectos como el primer Centro de Entrenamiento de Salud Ocupacional y Prevención, donde los trabajadores ahora pasan tres días en entrenamiento, todo enfocado en la seguridad, 70% práctico y 30% teórico. Una fase donde si no se aprueba no es posible pertenecer a esta división.
La gravedad con la que se venía desarrollando Salvador le ganó una mala fama incluso en temas medioambientales, pues hasta el año 1993 no hubo un tranque de relaves, representando enormes problemas con la comunidad, y donde la solución fue contundente.
Con los importantes cambios en la manera de operar, las nuevas inversiones y un programa de reclutamiento, vino una nueva relación con la comunidad, la cámara de comercio, y los actores involucrados en la vida de la industria. La división obliga a reportar, en palabras de Toutin, hasta el más mínimo de los detalles que puedan afectar cualquier tema medioambiental o de seguridad laboral.
Las Añañucas: una historia de superación de la mujer
Otra de las grandes medidas de Salvador fue Las Añañucas, la primera planta 100% operada por mujeres gracias a un proyecto de inclusión de la comunidad enfocado principalmente en personal femenino sin experiencia.
Según Cristian Toutin, el plan para incluir a las mujeres de la comunidad fue muy estructurado, y aunque hubo gran resistencia por parte de los sindicatos, que vieron como una amenaza la presencia femenina, la convicción logró incluir y crecer con números azules.
Toutin explicó que Las Añañucas “es una planta de baja experiencia laboral donde se entrena de 12 a 18 meses a mujeres sin experiencia en minería, tras el entrenamiento pasan a la mina, a la concentradora o a la hidro, aportando en buenos números al negocio (…) todo es con mujeres, desde la guardia, catering, servicio, dirección. Participan en todo.
La meta de Salvador, además de seguir en números positivos, es poder llegar para el año 2025 al 25% de participación femenina en la división, representando un cuarto de la dotación, pero no por cuotas obligatorias, sino por una gran capacitación y competitividad. En palabras del gerente general de Codelco Salvador, “los pilares de este palafito son: seguridad, sustentabilidad, relaciones laborales, compromiso ambiental y comunidad”, concluyó.
